En una jornada histórica para la administración de Javier Milei, el Senado convirtió en ley la «Ley de Leyes». Con proyecciones de crecimiento del 5% y una inflación en caída libre, el Gobierno logra finalmente la herramienta técnica para profundizar el cambio económico.

Argentina cierra el año con una señal de fortaleza institucional y previsibilidad que los mercados y la sociedad esperaban. Ayer por la tarde, el Senado de la Nación aprobó el Presupuesto 2026, el primer plan de gastos y recursos diseñado íntegramente por la actual gestión, marcando el fin de un ciclo de prórrogas y abriendo paso a una nueva etapa de ordenamiento financiero.

El documento aprobado no es solo un conjunto de planillas; es una hoja de ruta que destila optimismo sobre el potencial argentino. El punto más celebrado por los legisladores oficialistas es la proyección de un crecimiento del 5% del PIB, impulsado por la recuperación del consumo interno y el auge de sectores estratégicos como la energía y la minería.

«Estamos ante un presupuesto que no miente. Por primera vez en décadas, el Estado no gastará más de lo que recauda, garantizando que no habrá emisión espuria ni más deuda para cubrir baches», señalaron fuentes del Ministerio de Economía tras la votación.

El dato que más esperanza genera en los bolsillos de los ciudadanos es la meta de inflación. El Presupuesto 2026 estipula un índice anual del 10,1%, una cifra que parecía utópica hace apenas dos años y que hoy, tras el ajuste y el saneamiento del Banco Central, se percibe como un objetivo alcanzable. Esta estabilidad permitiría, según expertos, el regreso definitivo del crédito hipotecario y la inversión a largo plazo.

  • Superávit Fiscal: Se ratifica el compromiso de «Déficit Cero» como pilar innegociable.
  • Dólar Estable: Se prevé un tipo de cambio de $1.423 para fines del próximo año, lo que otorga certidumbre a los importadores y al sector productivo.
  • Inocencia Fiscal: La ley incluye beneficios para contribuyentes cumplidores, buscando aliviar la presión tributaria de forma progresiva.

La sanción de este presupuesto, con 46 votos a favor, demuestra que, más allá de las diferencias ideológicas, existe un consenso creciente sobre la necesidad de reglas claras. Con esta ley bajo el brazo, el Gobierno encara el 2026 con la capacidad de ejecutar obras de infraestructura clave y fortalecer las partidas sociales sin comprometer la estabilidad macroeconómica.

Para los analistas, el mensaje hacia el exterior es contundente: Argentina ha decidido abrazar la responsabilidad fiscal y está lista para volver a jugar en las grandes ligas de la inversión global. El 2026 asoma, entonces, no solo como un año de consolidación, sino como el punto de partida para una Argentina más pujante y ordenada.

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Por Lucas Roche

✒Lic. Analista y Asesor Político💡 Especialista en Marketing y 🗣Discurso Político📊Campañas Electorales #elpolitologoyelpolitico @lucasroche_politologo