Un nuevo y brutal caso de violencia sacudió a Brasil tras el asesinato premeditado de Mirelly Cristina da Silva, una joven de 21 años, a manos de su exnovio, Vitor Caetano Figueiredo, de 22. El crimen, tipificado como femicidio, ocurrió a la luz del día en la puerta de la casa de la víctima, en la ciudad de Itaúna, Minas Gerais, y quedó registrado por cámaras de seguridad.
Los hechos se remontan a la mañana del jueves 11 de diciembre. Según el registro fílmico y la posterior confesión del agresor, Figueiredo esperó oculto detrás de un muro hasta que Mirelly abrió el portón de su domicilio. En ese momento, el hombre se abalanzó sobre ella, propinándole una veintena de puñaladas en un ataque de extrema violencia antes de huir de la escena. Los servicios de emergencia solo pudieron confirmar el deceso de la joven al llegar al lugar.
La celeridad de la investigación policial permitió determinar que el femicidio fue meticulosamente planeado. El comisario João Marcos do Amaral Ferreira reveló que la pareja había finalizado su relación de tres años en marzo, pero el agresor continuó acechando a Mirelly y siguiendo su rutina.
La gota que rebasó el vaso, según el propio Figueiredo, fue enterarse de que la víctima había iniciado una nueva relación. El hombre confesó que compró el arma homicida días antes y viajó desde Belo Horizonte hasta Itaúna la noche previa al ataque, esperando varias horas hasta encontrar el momento oportuno.
El comportamiento del detenido causó consternación entre los investigadores. El comisario Ferreira lo describió como «frío», señalando que «incluso sonrió levemente» durante su declaración mientras detallaba el macabro plan. El agresor fue detenido horas después, cuando se disponía a retirar dinero de un banco en Belo Horizonte para, supuestamente, entregarse a la policía.
La tragedia generó una profunda indignación en la familia de Mirelly. Fernanda Francine Eleotério Martins, hermana de la víctima, lamentó el cruel final de la joven, quien había luchado contra una enfermedad rara en su niñez.
«Murió a manos de ese sinvergüenza», declaró la hermana, añadiendo que Mirelly había terminado la relación porque Figueiredo era «tóxico». Asimismo, hizo un llamamiento a la justicia, señalando la impunidad percibida en los casos de violencia de género.
Este suceso subraya la crítica situación de la violencia machista en Brasil. Las estadísticas oficiales indican que el país registró un promedio de cuatro femicidios diarios en 2024, sumando un total de 1.459 víctimas y evidenciando la urgente necesidad de reforzar las políticas de protección y prevención para las mujeres.