Un desafortunado hecho de inseguridad golpeó a un joven artista local y su familia el pasado viernes, cuando el traje completo de mariachi de Uriel, un adolescente conocido por sus serenatas de música mexicana en el barrio Mi Bandera, fue robado del interior de un vehículo. El robo ocurrió mientras el joven se presentaba en un cumpleaños en el Salón Barrio Mi Bandera.
La madre de Uriel, visiblemente afectada, compartió el suceso, haciendo un llamado público para la devolución de las prendas que representan una herramienta fundamental para la actividad artística y económica de su hijo.
Uriel, descrito como «mi nene más grandecito», se ha dedicado a cantar música mexicana en eventos, serenatas, y participaciones solidarias. Este talento le permite generar sus propios recursos para costear sus gastos educativos y de transporte.
«Nos robaron del auto, nos robaron el traje completo de Uriel, junto a sus zapatos y su cinta» relató la madre.
El dolor de la familia radica en que las prendas sustraídas no son solo vestimenta, sino una fuente de ingresos que sustenta la autonomía del joven.
«La cuestión es que el día viernes tuvo un cumpleaños en el cual él cantó en el barrio Mi Bandera… Y nos robaron… la cuestión es que aquel que lo tenga, que lo devuelva, porque no le va a servir de nada, ¿viste? Porque es una fuente de trabajo de mi hijo, en el cual se gana su moneda para poder comprar su fotocopio para la escuela, para cargar su SUBE, para poder manejarse en la escuela.»
La familia enfatiza que, aunque las ganancias de Uriel por sus serenatas no sean cuantiosas, son significativas para él.
«Yo sé que no gana mucho su serenata, pero para él es mucho, ¿viste? Para él es mucho».
Además del valor funcional, el traje posee un importante valor sentimental y de sacrificio.
«Aquel que lo tenga, es un traje bordo, es único. Porque el único que canta acá en el Barrio Mi Bandera es él, con esa música, y no he escuchado a ninguno otro tampoco, ni siquiera en Patagonia. Así que, que aquel que lo tenga por favor que lo devuelva, porque nos costó mucho su sacrificio ese trajecito. A él le costó muchísimo, le costó mucho. A su abuela, a su abuela le costó mucho».
La madre concluyó su llamado con un tono de decepción, resaltando la paradoja de la inseguridad en un entorno donde se espera cercanía. «Acá en el barrio es chiquito, y nos conocíamos todos. Todos nos conocemos en los barrios. Entonces es injusto que, por eso y todo, él pierda su traje.»
La familia espera que, por un acto de conciencia, quien haya sustraído el traje, zapatos y accesorios de Uriel, los devuelva a la brevedad.