En una comunicación directa entre Argentina y Paraguay, dialogamos con Ema Riquelme, una figura multifacética y de importante trayectoria. Riquelme, quien es presidenta del Centro Autismo de Paraguay, cofundadora y expresidenta de Esperanza para el Autismo (EPA), presidenta del Partido de Acción Nacional de Paraguay, además de empresaria y activista social, abordó sin rodeos la situación actual de la mujer en la guerra cultural contra la Izquierda.
Consultada sobre el rol de la mujer, Riquelme regionalizó el tema, aunque destacó una arista específica en Argentina: «En realidad, en la Argentina estoy viendo un retroceso conforme a todas estas ideologías que tienen como foco a la mujer», afirmó.
Según Riquelme, la relevancia de la mujer radica en su función como el pilar de la libertad y la resistencia cultural al avance de la Izquierda. Explicó que la mujer es un actor central porque representa tres pilares que las ideologías Woke y el Progresistas buscan reinterpretar:
- Portadora de Vida: No solo por la maternidad biológica, sino por su papel en la transmisión de valores, educación y cultura.
- Sostén de la Sociedad: Como núcleo de contención emocional y primera educadora en el hogar.
- Continuidad Cultural: Al ser el puente entre generaciones y sostener la memoria familiar.
La activista paraguaya sostuvo que las teorías radicales buscan desligar a la mujer de la maternidad y, para lograrlo, redefinen lo que significa ser mujer. En este punto, citó la teoría de Simone De Beauvoir y, más tarde, a Judith Butler, criticando la noción de que «la mujer no nace, se hace», lo que lleva a la invisibilización de la identidad femenina.
«Imagínense que nos están invisibilizando desde la teoría de Simone De Beauvoir de que la mujer no nace, se hace. Entonces cualquiera según su percepción puede ser mujer. Y eso va en contra de todas las leyes naturales que existen» aseveró Riquelme.
El debilitamiento de este núcleo, la Mujer, impacta directamente en la sociedad: «Cuando ese núcleo se debilita, o sea, la Mujer, se debilita todo lo demás» manifestó. Advirtiendo sobre las consecuencias económicas y sociales, como la disminución de la natalidad y la falta de recambio generacional.
La conversación giró hacia cómo ha mutado el concepto de Feminismo desde sus orígenes. Riquelme diferenció el feminismo original, que peleaba por ideas realmente justas: igualdad entre mujer y hombre, voto, por ejemplo, y cómo las corrientes contemporáneas atentan contra la mujer.
Situó el quiebre con la publicación del libro de Simone de Beauvoir en 1949 y la posterior aparición de Judith Butler en 1990, que dio inicio a la ideología de género y la noción de autopercibirse como mujer. Esto, según la presidenta del Partido de Acción Nacional, llevó a la invisibilización de la mujer en el lenguaje cotidiano (persona gestante, persona menstruante, etc.).
Posteriormente, Riquelme identificó el objetivo de esta agenda: «La mujer es el foco, porque representa la continuidad de la identidad colectiva, que es lo que es su guerra, y convertirnos a todos en hombres masa».
«Toda civilización tiene tres pilares fundamentales: la vida, la familia y la continuidad cultural. Esos son los pilares que estas culturas de Izquierda buscan redefinir.»
La activista se declaró enfáticamente provida y en contra del aborto, incluso en casos extremos. «Hay una víctima, hay un victimario y hay unos inocentes. ¿Quién dijo que yo tengo el derecho de decidir quién vive o quién muere? ¿Y por qué moriría el inocente?», cuestionó, proponiendo asistencia para la víctima menor de edad, y prisión perpetua más castración química para el agresor.
Para Ema Riquelme, esta no es una batalla, sino una guerra de ideas. Alertó que las corrientes feministas modernas presentan la maternidad como una carga y los roles tradicionales como «esclavitud», llevando incluso a una disminución en las relaciones sexuales entre hombres y mujeres y el auge de la «familia multiespecies».
Al cerrar la entrevista, la presidente del Centro Autismo de Paraguay hizo un contundente llamado a la acción para las mujeres que la escuchaban.
«La mujer en la batalla cultural no es simplemente un debate. Esta es una guerra por la supervivencia, mujeres, esta es una guerra por la supervivencia de nuestras sociedades. Nosotros vamos a definir si nuestras sociedades serán libres y nuestros hijos serán libres o serán esclavos».
Riquelme fue categórica al asegurar: «las ideologías de Izquierda no son progreso, son ingeniería social de manual marxista. Su propósito no es tolerar nada, sino encender una contrarrevolución moral que devuelva a las mujeres la familia y la libertad del lugar que les corresponde».
El mensaje final para su audiencia fue: «Instruyanse, creen conciencia, dejen de ser habitantes, conviértanse ciudadanas. Piensen por nosotras mismas y vamos a ser imposibles de controlar.»