Vanesa, vecina del barrio Mi Bandera en Viedma, denunció que fue desalojada de manera irregular de la vivienda donde residió por más de 25 años junto a sus tres hijos, uno de ellos con problemas de salud.
La mujer explicó que cuando le dieron el terreno, el municipio le entregó la tenencia precaria, un documento que reconoce su ocupación hasta tanto se complete el trámite de regularización. Con el paso de los años construyó su casa, levantando ladrillo por ladrillo y pagando los gastos de la obra.
“Hace más de 25 años que vivo en la calle 25 y 4. Empecé a tramitar mis papeles, tengo la tenencia precaria, el terreno pago, y cuando estaba por regularizar con planos sociales, me entero por una mediación que mi casa se había vendido a un tercero”, relató.
Según su testimonio, al negarse a abandonar la vivienda que ella misma había construido, llegó la policía. “Entré con mis tres menores y cuando llamé a la policía, en lugar de ayudarme me amenazaron con sacarme a mis hijos y meterme presa. Me quedé helada. No voy a salir de mi propia casa”, aseguró.
Vanesa contó que finalmente la sacaron “crudamente” de su vivienda sin mostrar ninguna orden, la trasladaron en un patrullero y sus hijos quedaron adentro, cuidados por los vecinos. Luego, la Senaf intervino diciendo que se trataba de un problema matrimonial, lo cual ella desmintió.
La mujer señaló que funcionarios municipales le recomendaron contratar un abogado y la derivaron a Desarrollo Social, aunque, según planteó, se trata de un tema que compete directamente al municipio. “Somos humildes, no tenemos recursos para un buen abogado. Lo único que quiero es que me devuelvan mi casa”, reclamó.
El conflicto se agravó porque, según Vanesa, la vivienda habría sido adjudicada a otra familia y luego vendida por 20 millones de pesos. “Esta familia lo dice en la mediación: que le pagaron a un ex- funcionario, Pablo Soule quien se desempeño como Director de Tierras Municipales . ¿Cómo se va a vender algo que yo ya pagué y construí?”, cuestionó.
Hoy, la vecina permanece en la calle junto a sus tres hijos. Uno de ellos tiene problemas pulmonares y requiere cuidados especiales. “He tocado millones de puertas y nadie me escuchó. Me duele ver a mis hijos dormir en el piso. Solo quiero recuperar mi casa y que no le pase a otras familias lo que me pasó a mí”, expresó.