El licenciado en Ciencias Biológicas Alejandro Bukstein volvió a remarcar la importancia de repensar el uso de los líquidos cloacales en Viedma. Según explicó, el agua tratada que hoy se descarta en antiguos bajos salinos tiene un valor enorme, tanto por su utilidad para riego como por los fertilizantes que contiene.
“Estamos destruyendo varios miles de dólares por día”, sostuvo, al advertir que este desperdicio equivale al costo de 365 computadoras al año, mientras que en muchas escuelas de la provincia faltan equipos básicos para la enseñanza. En este contexto, Bukstein envió recientemente una nota al vicegobernador Pedro Pesatti, en la que expuso esta problemática y propuso alternativas para transformar un gasto en una fuente de producción.


Su propuesta apunta a utilizar esos líquidos en producción agropecuaria, generando cultivos como maíz o trigo que, a su vez, aportarían impuestos y empleo. También planteó la posibilidad de refuncionalizar las lagunas de oxidación con proyectos de piscicultura, turismo y deportes náuticos, dándoles un nuevo valor a espacios que hoy no generan beneficios.
En paralelo, vecinos expresaron su preocupación por el cambio de color que presentó el río en los últimos días. Bukstein explicó que se trata de fenómenos naturales: por un lado, el arrastre de sedimentos como arcillas y limos después de las lluvias, y por otro, la proliferación de organismos microscópicos en épocas de mayor temperatura, como el fitoplancton.
Otra inquietud que surgió recientemente fue la aparición de animales poco comunes en la costa. Al respecto, el especialista aclaró que se trató de pepinos de mar, conocidos como oloturios, organismos marinos primitivos que en algunas regiones de Asia incluso forman parte de la dieta. “No son nada raros para quienes están acostumbrados a la fauna marina”, señaló.