En medio de una separación, una pareja de la zona andina de Río Negro decidió romper con el modelo tradicional y priorizar el bienestar de sus dos hijas. A través de una mediación prejudicial, acordaron alternarse semanalmente en el uso de la casa familiar para que las niñas no pierdan su hogar ni su entorno cotidiano.

La modalidad es simple: una semana permanece el padre en la vivienda junto a las hijas y la siguiente la madre, sin convivir entre ellos. Cuando uno de los adultos ocupa la casa, el otro se retira, evitando así cambios bruscos en la rutina familiar.

El esquema es flexible y permite reorganizar las semanas de acuerdo a las obligaciones laborales y académicas de cada progenitor.

Durante los períodos en que las hijas están al cuidado del padre, la madre puede buscarlas para compartir tiempo con ellas y su familia extensa. Esta posibilidad, acordada de común acuerdo, refuerza los lazos afectivos y evita cortes abruptos en la convivencia, algo poco frecuente en separaciones recientes.

Acuerdo económico equilibrado

El pacto también contempla un reparto claro de responsabilidades: cada progenitor cubre los gastos del hogar y de alimentación cuando las niñas están a su cargo. Además, el padre se comprometió a aportar ropa, calzado y leña cuando sea posible, contribuyendo a las necesidades comunes.

El acuerdo se alcanzó en una única audiencia en un centro de mediación del Poder Judicial de Río Negro, donde ambas partes demostraron respeto y predisposición al diálogo.

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Por Lucas Roche

✒Lic. Analista y Asesor Político💡 Especialista en Marketing y 🗣Discurso Político📊Campañas Electorales #elpolitologoyelpolitico @lucasroche_politologo