
El Universitario
Si Nicolás Maquiavelo estaría presente en estos tiempos difíciles de pandemia y sería el asesor presidencial de Alberto Fernández, podría brindarnos a todos una gran reflexión y ayuda para afrontar y confrontar las adversidades que nos impregna este virus. Partamos de la base que para superar los conflictos Maquiavelo nos dice que el Príncipe debe residir en el lugar donde se encuentra. A partir de nuestro sistema constitucional, sabemos que hay un presidente en estado presente tanto física como temporalmente ejerciendo sus funciones dentro del Ejecutivo, siendo esto último fundamental porque: «Al estar en la región, ves como nacen los desórdenes, y raudamente les puedes dar solución»(cap. 3; El Príncipe). Pero de igual manera, «lo que todos los príncipes sabios deben hacer es: alarmarse no solo por los problemas presentes, sino también por los futuros» (cap. 3; El Príncipe). Obviamente con un príncipe nuevo o presidente nuevo (en palabras más modernas) en el poder, a la hora de conservar su imagen las dificultades son mayores, ya que no es lo mismo el que hereda que el que llega por primera vez al gobierno. Pero ante esto y sobretodo en tiempos difíciles, Maquiavelo siempre resalta que depende más de la virtud que de la fortuna. Estoy seguro que asesorándolo al presidente, este pensador sostendría que es más importante ser virtuoso y afrontar los problemas con nuestras capacidades, que dejarse llevar por las fortunas que nos deparan. Ante esto, el italiano se auto-citaría diciéndole a Alberto: «Tengamos en cuenta que no hay cosa más difícil de tratar, ni en la que el éxito sea más dudoso, ni más peligrosa de manejar, que convertirse en responsable de la introducción de un nuevo orden político» (cap. 6; El Príncipe). El camino es difícil, y como dice Nicolás, el príncipe siempre padece dificultades, problemas y peligros que afrontar, pero superarlos demuestra no solo ser virtuoso, sino ser un verdadero líder y capitán de la sociedad. Seguro recalcara este famoso dicho: «Quien edifica sobre el pueblo, edifica en el barro», porque «si se apoya en el pueblo es un príncipe capaz de mandar, valiente, al que no asustan las contrariedades, que recuerda estar preparado para todo, y que con su valor y sus actos mantiene vivo el ánimo de todo su pueblo, nunca se encontrará engañado por este y podrá comprobar que ha puesto sólidos fundamentos en su poder» (cap. 9; El Príncipe). Como vemos, cada frase que nos marca una y otra vez este famoso autor nos deja una enseñanza, porque nos permite entender realidades que nos dirigen a un mundo racional y moderno, que busca pensar la política como una herramienta de cambio, como un impulso lleno de trabas pero con resultados alentadores, con una verdadera República que ponga como base, fundamento y sustento al pueblo, y un príncipe que establezca los intereses de una patria democrática y sea firme en sus convicciones. Maquiavelo nos invita a replantearnos muchas cosas, ya que nos incita a escuchar a los verdaderos hombres y mujeres que poseen sabiduría, deliberando y dialogando sobre todas las opiniones, y comportándose de manera que todos entiendan que cuanto más libremente se hable, mejor será recibido el mensaje. Estamos en tiempos complicados, pero la diferencia entre los tiempos del escritor y los nuestros, es que antes había fuertes enemigos representados en diferentes humanos con intereses particulares. Hoy aunque creamos muchas veces que tenemos enemigos humanos, el único adversario a derrotar es el virus. Un virus que de igual manera nos deja una moraleja: estamos todos unidos como humanidad y debemos escuchar, escucharnos y sobre todo apoyar y confiar en nuestros líderes, que luchan incansablemente por mejorar las problemáticas del día a día. Hay muchos que se equivocan drásticamente, esos son los que deberían oír al pueblo, pero aquellos que ponen primero las necesidades de la gente antes que los intereses particulares, son a los que nosotros deberíamos empezar a escuchar. Gran lectura, gran asesor y grandes moralejas y reflexiones nos trae este famoso escritor humanista.
TOMÁS ECHARREN
ESTUDIANTE DE CIENCIAS POLÍTICAS